Gastón Parisier, CEO de BigBox compartió un video celebrando el regreso a la presencialidad de la compañía dedicada a crear experiencias. Abrimos el debate, ¿qué experiencias se están creando en el mundo laboral?

A 5 años de la pandemia, numerosas empresas están nadando en contra de la corriente, sin poder capitalizar las ventajas del trabajo remoto, el retorno a la presencialidad parece inminente en muchos casos y en otros un fantasma siempre latente.
Hay varias razones posibles para que veamos, entre otras cosas, a Gastón Parisier, CEO de BigBox (uno de los más jóvenes en Argentina) celebrar en X (twitter) el regreso “feliz” a la presencialidad, desde la comunicación interna y la cultura empresarial podemos identificar al menos 5 cuestiones que se ponen en juego a la hora de responder: ¿Por qué las empresas están regresando a un viejo esquema de trabajo en vez de repensar definitivamente las nuevas formas de trabajar?
1. Porque el cambio real duele
- Las empresas aprendieron a sobrevivir en remoto, pero no todas aprendieron a vivir en remoto. Hicieron ajustes, pero no rediseñaron de verdad sus formas de liderar, medir, coordinar ni motivar. Volver es más cómodo, es como volver a una zona de confort. El modelo híbrido exige rediseño, no parche. Y eso lleva tiempo, dinero, coraje. No todas las organizaciones están listas para repensar su sistema operativo.
2. Porque muchas decisiones aún se toman desde creencias antiguas
- «Si no los veo, no trabajan», «la cultura se pierde en lo remoto», «la innovación se da solo en el cara a cara»… Son ideas que no siempre se ajustan a la realidad, pero siguen influyendo. En el fondo, es una batalla entre el paradigma del control vs. el paradigma de la confianza.
3. Porque el regreso también es una forma de reafirmar poder
- El espacio físico es también un espacio de jerarquías, visibilidad y política interna. Volver puede servir para reordenar lo que se “desordenó” en pandemia.
4. Porque hay intereses económicos y presiones externas
- Inversiones inmobiliarias, contratos de alquiler, acuerdos sindicales o incluso estrategias de employer branding atadas a «la oficina» como lugar aspiracional. En ciudades grandes, hay presión estatal o de grupos económicos para que vuelva el movimiento: el trabajo remoto afecta la economía urbana (comercios, transporte, etc.).
5. Porque no todas las personas quieren o pueden trabajar en remoto y cada organización es un mundo
- Esta parte es clave para no idealizar: hay quienes necesitan la presencialidad para rendir mejor, para separarse del hogar, para sentirse parte. Y de acá viene la idea de que dejar elegir es lo mejor, pero por supuesto está asociada al paradigma de la confianza. Y también del otro lado, hay rubros, operaciones y contextos que requieren de la presencialidad.
- A veces, la resistencia al remoto no es falta de empatía, sino falta de herramientas para gestionar la diversidad de necesidades. Celebramos los esquemas híbridos, llegar a una nueva forma de trabajar requiere reconfigurar espacios, crear estrategias, segmentar experiencias e identificar cuando la presencialidad aporta valor.

Con esto en mente, analicemos el caso de BigBox ¿Es necesaria la presencialidad en este tipo de compañías de oferta de servicios?
Hay varias aristas en juego en el posteo de Gastón, por lo que generó mucho revuelo y comentarios negativos. En primer lugar, la empresa en cuestión se dedica a la comercialización de “experiencias”.
Para justificar su regreso, fuerzan su propio storytelling de marca diciendo que todas sus experiencias se disfrutan de manera presencial. Por supuesto que generar experiencias híbridas lleva más trabajo, pero eso no quiere decir que no existan.
Luego, ante la horda de comentarios negativos, Gastón se justifica diciendo que fue una decisión tomada en conjunto con los colaboradores y que se debe más que nada a poder compartir/vivir la cultura. Y ahí nos preguntamos ¿Cuánto de cierto hay en esto?

Reflexiones que podemos hacer desde la CI
Siempre es recomendable medir lo que piensan, desean, sienten los colaboradores tanto previamente como a posterior de una decisión de este tipo, ojalá lo hayan hecho en BigBox y se hayan considerado las particularidades para asegurar una buena experiencia, sobre todo para quienes por ejemplo pierden 2, 3 horas de su vida viajando de la casa al trabajo y viceversa.
Es precisamente un mito que en la presencialidad se vive más la cultura. Compartir cultura en carne y hueso requiere de tanto esfuerzo como en la virtualidad. Entrenar a líderes empáticos, generar espacios de feedback, establecer rituales, formas de ser y hacer, son hechos que transmiten cultura, y debemos hacerlas adrede más allá del formato elegido. Volver a la presencialidad es uno de ellos, y ¿cuántos colaboradores actuales y futuros (de generaciones aún más jóvenes) quieren ser parte de una cultura que regresa a un modelo anterior de trabajo?
Volver es una decisión con mucho significado cultural y hay que ser muy cuidadosos con eso. Es sin dudas un impacto a la marca empleadora, una decisión que deja afuera a muchos públicos, como por ejemplo en el caso del trabajo regional, personas que viven en otras provincias, lugares alejados de las grandes ciudades y gracias al trabajo remoto han logrado acceder a más oportunidades laborales.
Entonces, ¿Por qué las empresas vuelven a la presencialidad? No por las ventajas que puede traer, sino por la falta de nuevos modelos de trabajo, con estrategias claras, reglas y experiencias personalizadas. La clave está en entender que el tiempo es lo más valioso de una persona, y la presencialidad con propósito es la mejor forma de respetarlo.