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Estar cerca es muy bueno

Por Maximiliano Blanc.

Publicado por El Economista.

Quienes dirigimos compañías en Argentina es altamente probable que ya hayamos atravesado crisis anteriores y sabemos que estar serenos es fundamental. Hay que buscar cuál es el mejor canal de comunicación interna para llegar a nuestra gente y contarles la verdad.

¿Quién puede pensar que en las últimas semanas nuestros equipos de trabajo se desempeñaron de la misma manera en que lo venían haciendo un año atrás? Los vaivenes en el tipo de cambio, la inflación que carcome los salarios, los cambios estructurales que se proponen y la incertidumbre sobre el futuro del país y de sus vidas impactan en el desempeño de nuestros colaboradores.

Cuando no sabemos qué es lo que va a ocurrir las personas tenemos incertidumbre. Esta incertidumbre genera miedo: el miedo es una emoción sobre algo que nos puede pasar en el futuro. O mejor dicho, algo que imaginamos que nos puede pasar. Una de las formas más comunes de reaccionar ante el miedo es la paralización. Nos paralizamos como instinto de conservación. 

El miedo llevado al ámbito del trabajo es el que nos impide presentar un proyecto, faltar a una reunión o evitarla, no mandar o responder un mail, etcétera. Una empresa que tiene a sus colaboradores paralizados se encuentra inmersa en un clima de malestar, de tensión. Además, no es productiva y por lo tanto no es rentable. Por eso quienes las lideramos debemos llevar inmediatamente tranquilidad a nuestra gente. ¿Pero cómo?

Vísteme despacio que estoy apurado

Ante un contexto adverso y tan desafiante: tenemos que apuntar a estar calmos nosotros, estado que no es fácil de lograr, pero sí inmensamente necesario. 

Quienes dirigimos compañías en Argentina es altamente probable que ya hayamos atravesado crisis anteriores y sabemos que estar serenos es fundamental. Eso nos permite pensar mejor y estar atentos a nuevas soluciones y oportunidades. A su vez, ese estado de calma se puede contagiar a nuestros equipos de trabajo.

Una vez que estamos tranquilos y trazamos cierto plan o pasos a seguir, entonces, sí: buscar comunicarnos con ellos a la brevedad. Buscar cuál es el mejor canal de comunicación interna para llegar a nuestra gente y contarles la verdad. La verdad de lo que pasa en nuestro negocio, la verdad de lo que pasa con nuestro futuro, la verdad de lo pasa si tenemos que enfrentar una etapa difícil. Seguramente será más valioso para ellos saber que tienen que afrontar una etapa difícil, que no saber qué es lo que pasará.

Si nuestros colaboradores saben la verdad y son fieles a nuestra compañía van a poder trabajar de forma más apacible: sabrán qué es lo que tiene que hacer, hacia dónde dirigir sus esfuerzos. Ponerlos al tanto de la situación debe ser una de las cosas más importantes que tenemos que hacer en estos momentos de crisis. No dejemos este tema para el último, ni subestimemos el impacto que tiene en nuestra gente la palabra de sus líderes.

Nuestro equipo de liderazgo tiene que estar muy bien informado y alineado. Cada uno tiene que saber exactamente lo que tiene que hacer y decir en su área de influencia. Y luego ser promotores de la comunicación. No alcanza con que el CEO de una organización se comunique: los directores deben estar al pie del cañón amplificando el mensaje que se está dando. Y las redes de comunicación interna o los «influencers» también deben ser parte de este plan de comunicación.

Pero los líderes, también deben dejar un espacio para la escucha, para que la gente pueda contarles aquellas cosas a las que le teme. Muchas veces estos temores son infundados, construidos sobre un rumor y generan mucho malestar, pero se desactivan, simplemente hablando. Y cuando ese rumor, deja de ser rumor y se convierte en una realidad, es mucho mejor que lo escuche de una fuente oficial, de un líder que cuenta con mucha más información.

Muchos manuales dicen todo lo contrario: que lo mejor que uno puede hacer cuando hay incertidumbre es no decir nada. No estoy de acuerdo con ese silencio. Si uno no dice nada la gente completa ese espacio con la peor versión de la realidad. Nuestra imaginación es infinita para crear escenarios catastróficos aun cuando estamos a miles de kilómetros de distancia de esa posibilidad. 

Por eso, apuntemos a completar nosotros con información verdadera de la situación. Y si todavía no tenemos algo concreto que transmitir, recomiendo comunicar exactamente eso: que estamos trabajando en las posibles alternativas a tomar en este escenario.

Los vaivenes de la economía argentina ya no permiten que los líderes estén distantes de sus equipos. Hoy más que nunca la comunicación es una de las herramientas más poderosas para contener y cuidar a nuestra gente en estos momentos, y por qué no, aprovechar esta situación para hacerla participar de la solución. Escucharlos, darles espacio para que cuenten su realidad, sus miedos y sus ideas, puede ser una tarea laboriosa, pero inmensamente rica, en estas situaciones.

Si nosotros compartimos el plan con nuestro equipo, ellos no solo estarán más tranquilos porque saben que hay alguien que les está contando la verdad de la situación, sino que también trabajarán mejor porque podrán poner su foco en desarrollar su trabajo y no en preocuparse porque no saben lo que pasará. 

Pero lo más importante que lograremos si nos comunicamos con ellos es hacerles entender que ellos son importantes para nosotros y que sin ellos no podremos salir de esta difícil situación. Que entiendan que todos estamos en este barco y que la salida es con todos juntos, es una de las cosas más valiosas que puede hacer un líder por su equipo.

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